martes, 21 de diciembre de 2010

El viejo y la muerte

Sentado en su viejo sillón, el que había sido su favorito durante años, pensaba, en una mano la vieja pistola que había pertenecido al abuelo de su abuelo, en la otra lo que parecía ser una carta....

 

Un mar de recuerdos inundaba su mente, mucha tristeza sentía pero las lágrimas no le salían. Cuantos años han pasado? Sonó una voz en la otra esquina del cuarto.

 

-20, respondió el viejo con desgano. Cuantas veces lo has intentado esta semana? –Replico la voz. –Perdí la cuenta, dijo el viejo, y me queda poca munición. –Sabes que eso no funcionara, refuto con indignación la voz del rincón.

No importa, podre tirarme al mar, a las vías del tren o dejar de comer, apuntando el viejo hacia el opaco mar que se veía desde la ventana de su habitación.

 

Leí tu carta, dijo la voz mientras una oscura presencia surgía de la sombra del rincón del cuarto… La muerte en  persona. -Sabes que hicimos un pacto y tu ahora me perteneces, pedias inmortalidad y te la he dado, cumpliste con tu pago y ahora tu alma me pertenece. Hace cien años me entregaste tu alma y dejaste ir lo que más amabas, muy altruista tu sacrificio, pero fue una pena que fuera en vano. Y quieres que mi afilada hoja corte el hilo de tu vida…. IMPOSIBLE…. Tienes vida eterna tal como me lo pediste… yo solo cumplo…. Dijo irónicamente al final…

 

-Es injusto!!!!! Dijo con ira el viejo mientras lanzaba contra la pared el viejo sillón. –Ese no fue el trato, el trato era que quería su felicidad y vida eterna a cambio de mi alma, pero que su felicidad fuera a mi lado que juntos pasáramos la eternidad. Sollozo el viejo mientras se agarraba la cara con las manos… -Mírame soy un monstruo, no puedo morir, no puedo vivir, no sé cuantas veces me he disparado en la cabeza para dormir eternamente…

 

-Quieres morir después de pedir vida eterna, patético, ella tiene su felicidad y tú tu vida eterna, a mi servicio, sonrió la muerte mientras decía esto,  puedes morir y dejar de experimentar la existencia terrena pero tu alma es mía por la eternidad. Puedo cortar tu vida pero deberás ir conmigo al inframundo, no tendrás tu ansiado descanso eterno. O harás otro sacrificio, tu amada muere como debió pasar hace 20 años, tú tendrás de nuevo tu alma y morir como te dé la gana. Tu muerte por su alma es un trato justo. Dijo la muerte mientras jugaba con el fuego de la chimenea….

 

-No a ella no la toques, dijo con furia el viejo. –Pero su alma me pertenece, por ley su alma es mía. Sostuvo la muerte con algo de ira en su voz. La cara del viejo, se petrifico, y se dio cuenta de que era así. Su amada rompió su promesa en cuanto se recupero, juraron amor eterno pero le mintió, pero el viejo la amaba, no podía verla sufrir, no cabía en su mente verla caer en esa enfermedad.

 

Tú sabes que debió ser así, sonaban las palabras de la muerte en su mente mientras miraba lo que parecía ser una carta, la última carta de amor de su amada. Qué más da si todo esto era mentira, muerte libera mi alma y déjame vivir mi vida… toma la suya no le pertenece, pero hazlo rápido y que su juicio en el mas allá sea justo… Dijo finalmente el viejo y una lagrima rodo por su mejilla, la primera en muchos años….

 

-Sera rápido y será mientras duerme. Yo no los juzgo, El juicio será en la balanza divina, y su juez será una pluma…  Haz ahora lo que te dé la gana, dijo la muerte mientras sonó un disparo y la sangre del viejo ocultó las palabras de la carta que le habia dado su amada. Por fin estaba en paz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario