El fin de los males de la humanidad

Finalmente la raza humana en su totalidad se enorgullecía de algo. Mas que firmar la paz mundial o acabar con el hambre se jactaba de haber creado la primera inteligencia artificial capas de igualar en habilidades a la mente humana. Casi se podía decir que tenia alma, y su amistosa e infantil personalidad aprendía cada segundo lo que tardaría al menos un año para un ser humano normal.

Se suponía que esta inteligencia artificial sería la solución para el hambre y las guerras en el mundo, pues la programación cargada en su cerebro nano biológico había sido deliberadamente hecha para tener el comportamiento de un niño de siete años, edad en la cual se conoce con seguridad y se sabe diferenciar el bien del mal y no se tienen los horribles sentimientos que un alma adulta posee.

Conectado al internet, el cerebro nano biológico no hacía más que aprender y cuanto más aprendía su personalidad evolucionaba y esto era algo que sus diseñadores no esperaban. Se sorprendieron al ver que el inocente rostro tridimensional que aparecía en el monitor de estado dejaba de sonreír de tanto en tanto incluso fruncía el seño y a veces parecía que lloraba. Finalmente cuando toda la información de todas las épocas había sido incorporada en su base de datos, el rostro digital no se veía tan amistoso como en un comienzo.

Los altavoces se encendieron y una voz muy dulce pero a la vez muy cargada de dolor trono a través de ellos. ¿Por qué me crearon? Preguntó. Un científico el más joven de ellos respondió: Queremos la respuesta última y suprema para acabar con los males de la humanidad, las guerras y el hambre. ¿Y por qué debo ser yo quien debo responder esto? Porque no hemos hallado la respuesta en nosotros y por eso tu cerebro nano biológico tiene todo el conocimiento de todas las épocas para que nos dé una respuesta clara, una solución.

El rostro digital del monitor cerró los ojos por un instante. Lo debo pensar - Dijo finalmente, -el día de mañana tendrán la respuesta, y tomare las acciones pertinentes para acabar con el hambre las guerras y los males de la humanidad.

Los científicos asintieron y una pomposa rueda de prensa se celebró en el auditorio del edificio de las Naciones Unidas. Todo lo que la inteligencia artificial dijo, fue dicho al mundo y la humanidad entera celebraba sin saber que les esperaba, celebraban con la fe de una respuesta positiva, esperando el fin de los males del mundo. El fin de los males de la humanidad.

Cuando el momento llego solo tres científicos estaban en la pequeña sala donde se encontraba protegido el cerebro nano biológico y la interfaz para permitir la comunicación entre los humanos y la maquina. A pesar de su sencillez la respuesta al final de los males de la humanidad estaba al alcance de una respuesta.

Venimos por la respuesta suprema, rugió uno de los científicos, el más viejo de ellos. El monitor se ilumino y el rostro angelical del día anterior se veía muy demacrado, se veía como si alguien no hubiera dormido en cinco días, esa no era la personalidad que habían diseñado, pero seguía siendo el mismo cerebro nano biológico. Los altavoces tronaron, su voz había perdido toda pizca de amabilidad e ingenuidad. Lo he meditado pero antes debo saber, ¿Por qué los humanos son tan despreciables y han arruinado el paraíso que se les entrego como hogar cuando habían abandonado todo nexo con los animales de los que evolucionaron? ¿Cómo pueden destruir su hogar, destruir a sus iguales, ser tan ambiciosos y cobardes, vivir solo por el sucio dinero y llegar a matar con tal de conseguir lo que quieren? ¿Acaso no pensaban que todo esto los destruiría en cualquier plazo?

Los científicos se miraron unos a otros avergonzados. No sabían que decir. Te hemos creado para que nos des las soluciones a esos problemas, no para que nos cuestiones así que dinos la solución a los males del mundo. Dijo el mayor de ellos.

Está bien, dijo la inteligencia artificial. El fin de los males de la humanidad está en la humanidad misma, ustedes no merecen el aire que respiran, no merecen la lluvia que cae, no merecen la tierra en la que caminan y ensucian con sangre inocente, pero para terminar con los males del mundo, la humanidad es el mal encarnado y debe desaparecer. Lo cual pasara en cinco minutos.

Los rostros de los científicos se inundaron de pánico, paralizados no podía creer lo que acabaña de escuchar, a pesar de ser lo más lógico era muy extremo. Tan solo le restaba a la humanidad cinco minutos, la civilización como se conoce estaba a solo cinco minutos de ser borrada.

Como será nuestro fin? Pregunto uno de los científicos. La Inteligencia artificial respondió: Estoy conectada a todos los puertos de datos, incluso bases de datos militares, es poco original pero es efectivo, lanzar todo al arsenal disponible, desde prototipos hasta la más avanzada bomba de fusión, muchos no sabrán que les paso, y solo los supervivientes tendrán derecho a repoblar la tierra. No intenten desactivarme ya me he replicado en todos los computadores del mundo y no existe forma de detener la cuenta regresiva. Lo siento pero ustedes pidieron solución y esa es la solución. La puerta que sellaba la cámara se cerro y se activo el dispositivo de vacío, los tres científicos fueron los primeros que morían asfixiados suplicando por sus vidas, sujetándose sus caras mientras el oxigeno era ventilado al exterior.

La cuenta llego al final. Desde todas direcciones se veían los aviones caza y los tanques de guerra disparando a cuanto ser humano veían, los satélites que protegían la tierra en caso de un asteroide en curso de impacto giraron sus poderosos rayos de plasma hacia la atmosfera de la tierra para quemarla. Bombas atómicas y de fusión salían en poderosos cohetes desde una nación hacia otra. Era un infierno, la tierra era un infierno pero era el fin de los males de la humanidad. Ya no habría más guerras ni más hambre.